La Biblioteca, una metáfora del tiempo, 1998

Hay dos tipos de biblioteca, según apuntaba Umberto Eco. La biblioteca de la que se sale, como la de Don Quijote, para hacer realidad en el mundo todas las fantasías que han alimentado los libros. Y otra de la que no se sale, como la de Borges, donde los libros contienen la trama completa de realidad y ficción que constituye el mundo. La presente instalación concita ambas bibliotecas pues, mediante la escritura y los libros, la memoria se conforma como interioridad y como exterioridad, en un proceso que va de afuera hacia dentro y desde dentro hacia fuera. Así es cómo la memoria se erige y desmorona, se construye y reconstruye.

El texto de I. Calvino es una reflexión sobre la ductilidad de la escritura y a la postre sobre la edificación de la memoria.

(..) De cualquier modo, todas las “realidades” y las “fantasías” pueden cobrar forma sólo a través de la escritura, en la cual exterioridad e interioridad, mundo y yo, experiencia y fantasía aparecen compuestas de la misma materia verbal; las visiones polimorfas de los ojos y del alma se encuentran contenidas en líneas uniformes de caracteres minúsculos, de puntos, comas, paréntesis; páginas de signos alineados, apretados como granos de arena, representan el espectáculo abigarrado del mundo en una superficie siempre igual y siempre diferente, como las dunas que empuja el viento del desierto (...)

Italo Calvino, Seis propuestas para el próximo milenio

La biblioteca una metáfora del tiempo

Tres proyectores de diapositvas y andamios

Dimensiones variables

©Ana Teresa Ortega